MI TREN
El
tren se vuelve aroma, cuando llega a mi pueblo,
y
nube, tiznada con bostezos de humo y de siesta,
entre
bocanadas anchas de alegría y de estrépito.
Siempre
aguardo impaciente
el
momento mágico de su parada,
entonces
me acerco y dejo marcada mi mano diminuta
sobre
su costado gigante de hollín y de acero,
y
ahí permanezco un instante eterno, cautivado,
feliz
ante tanto ingenio, ajeno a los ecos
de
las fugaces bienvenidas y despedidas de andén.
Mi
tren es un péndulo que se zarandea lento
sobre
dos finas líneas del universo, es un reloj girando
en
el mismo círculo de tierra y de fuego,
un
generador de latidos, una chispa encendida
en
la noche sin luna, por los llanos sin fin de los Hijates
dormidos.
Mi
tren avanza, y guarda su mejor secreto:
¿Cómo
ser, sin ser de ninguna parte, de todos los lugares
del
firmamento?
FrAn MELguizo.
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