SUBSUELO
Un acceso al secreto de sumario, con las medidas cautelares a imponer por el Sr. Juez. Una liberación del secreto de confesión al párroco de mi pueblo, por un tiempo limitado, eso sí....solo cinco segundos menos de media eternidad. Un levantamiento vespertino del secreto bancario mientras arde por los cuatro costados el último reducto del último paraíso creado para la vacua fortuna.
Una patente de corso para el niño más feo de la clase, y para el menos fuerte, y para el más listo y el menos espabilado, y para el más justo, y para el más triste, para que puedan por fin caminar sin miedo a nada ni a nadie mientras dicen la verdad, mientras cantan y cuentan, mientras sueñan despiertos y en voz alta, mientras bailan en medio de la plaza en fiestas.
Una melodía, para que siga la luna ese curso perpetuo que ronda los divinos altares de los sin techo, que anida en el alma de los sin nada. Que dibuje esperanza en su subsuelo, y derrame brisa y vida en tanto gesto y dormido llanto.
Solo en las noches de luna clara, cuando se muestra tan majestuosa que no necesita que le arropen las espesas nubes otoñales, es posible ver reflejada nuestras almas y nuestras limpias miradas. La luna clara sirve de cobijo a las almas desesperadas y pérdidas, almas olvidadas por la indiferencia de sus hermanos. Cuando el día nos regala su calor, la luna descansa, pero los desheredados no reciben nada, pues continúan siendo invisibles ante los ojos de los transeúntes que los miran de soslayo y le prestan su desesperanza. Cuanta crueldad gratuita para tantas almas que ni siquiera oyen su propia respiración. Desentrañemos el secreto, abramos los ojos a la realidad y prestemos oídos a los lamentos, solo así seremos dignos de ser llamados personas.
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