jueves, 1 de noviembre de 2018

AUSENCIA

Que no me guarde el tiempo rencor,
por haberle seguido hasta rozar sus talones.
Todo en mí se ha tornado ahora impulso incontrolable que me arrastra.
Y es que la ausencia, tu ausencia, me desata el instinto primario de la huida,
hacia los lugares que ambos convertimos en sagrados,
para que fuesen nuestro permanente punto de encuentro y de partida.
Por eso, desde este confín del universo,
desde el extrarradio de lo adverso,
desde los propios suburbios que sacuden mi entendimiento,
puedo sentir en mi piel tu alegría,
sabiendo que sigue vivo nuestro viejo compromiso de empezar de nuevo,
de seguir viviendo ..... con otra vida.

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